
>
Prefiero haber quebrado por largueza
mi caja de querencias, sin rencores;
prefiero haber botado esa riqueza
a verme limosnera en los amores.
Prefiero sonreir cuando el quebranto
se mete en el sucucho de mi mente;
prefiero transformar todo mi llanto
en pozo de esperanza, simplemente.
No importa si la caja se me oxida
o acaso sus bisagras no responden
por tanto que he guardado en su interior
Queda el gusto, pasión que no se olvida
recuerdos que en la mente no se esconden
y surgen en desvelos, sin rubor.