(escritas hace 9 años)
Se desliza a ras de tierra
el mal por los cardonales
y un furor de vendavales
sacude el llano y la sierra.
La Voluntad que no yerra
nos llama a cavilaciones
al ver que entre cinco horcones
su Casa se tambalea
y el odio se enseñorea
entre todas las naciones.
El rayo fustiga al viento
con sus sonoros bramidos
recogiendo los quejidos
de los seres sin sustento.
Y al cénit del firmamento
se elevan rotas guadañas
con un cerco de alimañas
enterradas al poniente
que un carroñero insolente
regurgita en las montañas.
Se arrancan sayos y velos
shamanes e iluminados
y sus vientres son rasgados
por el filo de los hielos.
Regresando de sus cielos
ángeles llegan a Sión
y el Dios de la Creación
va reclutando las almas
que al arribo de las calmas
forjarán la Nueva Unión.