La Muerte, emisaria de Dios-Ley
que la sagrada providencia alcanza
no suele convertirse en la matanza
solamente de hijos pobres de su grey.
El hombre, sea del pueblo o del batey,
termina su camino en esperanza
si ha vivido su vida con templanza
no si siempre la ha vivido como rey.
La Tierra, como todos, sometida
a cambios y disturbios naturales
no conoce de bienes ni de males
Tal sólo va ajustando su proscenio
buscando en sus entrañas de parida
al nuevo Cristo-Hombre del milenio.
Oigamos su mensaje claro y fuerte:
La vida es necesaria - igual la muerte.
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